lunes, 28 de julio de 2014

Despedida


Sera la última vez que nos vemos, los motivos personales y laborales de ambos ya no han permitido hacerlo tan seguido como quisiéramos. Me senté en el sofá de siempre y te pusiste de taburete, mientras decía esto para ti.

Recuerdo la primera vez que sesionamos, después de tantas charlas en la madrugada; lo mejor de esa tarde fue tu reacción con la cera y el lindo quejido que emanabas, ver como cerrabas los puños y tensionabas tu cuerpo. La cera es algo que me encanta, es tan exquisito ver las reacciones involuntarias que tienes.

En otra ocasión, decidí que serian en su mayoría azotes en espalda y nalgas. ¿Tienes idea de lo genial que luce tu espalda con esas marcas? ¿ y qué decir de tus nalgas rojas y marcadas por los diferentes instrumentos?  Uuuffff ¡!!! Me acuerdo y me dan ganas de hacerlo de nuevo, pero no… aun no es el momento.

Cuando llevábamos un tiempo, comenzó a llamarte la atención el bodage. Me lo dijiste y aunque solo sabía atar mis agujetas, comencé a echarle una investigación minuciosa…. Vaya! Es más rico de lo que pensé!. Lo llevamos a cabo con mucha seguridad, sin olvidarnos de nada; fue una experiencia tan grata.

Y qué decir de tu cumpleaños, amarrado a la cama sin poder moverte ni hablar, mientras yo, jugaba con sensaciones de frio, calor, dolor, y ardor. Qué bonito arco intentabas hacer!!.

O cuando jugamos medical, te ate y puse en la forma adecuada para explorarte, te gusto tanto que tuviste una erección involuntaria y claro su respectivo castigo por ello.

Tantos recuerdos, pero es necesario cerrar círculos.
Entonces baje mis pies de tu espalda, de inmediato quitaste las zapatillas. Me observaste y afirme con la cabeza, los acariciaste y besaste delicadamente.  Te pusiste boca arriba y comencé a juguetear con tu rostro,  pisándolo y presionando, como a ti te gusta.

Con la fusta te indique hincarte, dándome la espalda para poder rasguñarla y dejar algunas marcas en ella, ver como arqueabas la espalda hacia que sonriera. Siempre me gusto que hicieras eso.

Te pedi ponerte en posición “expuesto” dándome la espalda y te quite el collar que te había dado hace años,  a partir de ese momento, dejamos atrás una maravillosa etapa de nuestras vidas.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero porque terminar?, quizá hubiese sido mejor una pausa para generar mayor placer e imaginación. En fin, hermoso relato, muy a tu estilo como siempre pequeña. un abrazo de
Anylu.