viernes, 8 de agosto de 2014

feliz 8/8 . Mi profe


El profesor era recién egresado de la carrera, era joven y atractivo, pero también era el más aburrido. Nos realzaría un examen la clase siguiente y  según mi objetivo era desvelarme estudiando, objetivo que no se logro.

Me levante muy temprano e hice un pequeño acordeón en mi pierna, decidí sentarme atrás de un par de compañeros para poder usarlo en caso necesario.  No sería la primera vez, así que confiaba en la experiencia que tenía.

Comenzamos el examen, primero respondí aquello que sabia y deje al final lo más complicado. El profesor se paseaba entre mis compañeros para checar que nadie hiciera trampa, cuando observaba que estaba lejos revisaba rápidamente el acordeón  y lograba responder algunas cosas.

De repente escuche “tiene muy bonitas piernas señorita”.
Sentí un escalofrió  que recorrió mi cuerpo y me percate que el profesor estaba justo detrás de mí, lo observe y estoy segura que mis ojos reflejaban miedo; ese miedo que sientes al ser descubierta en algo indebido.
+  “Deme el examen, esta reprobada”

No dije nada, simplemente se lo di y espere a que terminara la clase.

Cuando por fin termino, el profesor recogió todos los exámenes y permitió la salida al grupo.

+ “Usted no señorita”

Supuse que hablaría conmigo con el típico discurso que siempre dan, incluso hasta me reprobaría o iríamos a la dirección para suspenderme, en fin, la verdad no me importaba, no suelo ser de las personas que ruegan o imploran.

Él se sentó en el escritorio y comenzó con su discurso; estaba harta y desesperada, quería salir de ahí y volver a casa, no quería escuchar tontas conversaciones que siempre van a lo mismo. Supongo que vio mi cara de desesperación porque dio un fuerte golpe con la palma de la mano en su escritorio.

+ Veo que usted es de las que aprende de otro modo!
- No le veo sentido a lo que me dice, si me va a reprobar hágalo y ya! Ambos nos ahorramos tiempo y corajes

+ Como usted quiera.


- Entonces me voy

Comencé a caminar hacia la puerta para retirarme.

+  No hemos terminado!

-  que más quiere?
+ venga hacia el escritorio que no voy a estar gritando

-  Ash ¡ no ve que tengo prisa… bye


Comencé a caminar de nuevo pero él me alcanzo y me tomo de la oreja, llevándome hacia el escritorio, fue tan rápido que no pude reaccionar.

Se encontraba parado al lado mío y comenzó a hablar de nuevo, pero esta vez, su regaño
fue totalmente diferente, hacia que mi estomago se estremeciera y comenzara a sentir nervios;  me explicaba cómo es que a las niñas que hacen el tipo de cosas y tienen las actitudes que yo tengo se les castiga… a nalgadas!!!

Nalgadas… sonó como eco en mi cabeza, él seguía hablando pero “nalgadas” no podía sacar esa palabra de mi mente

Entonces, me tomo del brazo y me jalo hacia él. Se sentó en su silla y a mí me acostó boca abajo. Intente pararme pero su brazo en mi espalda lo impedía

+ Ahora aprenderá a comportarse


-  Que le pasa! Déjeme salir!

+ Esta es la forma en que las niñas mimadas y caprichosas como usted aprende

Y comenzó a azotarme con su mano. El primer azote me estremeció e hizo que gritara, con el segundo intente moverme pero fue imposible y al tercero hice ambas cosas

+ te callas o nunca vamos a terminar. Ni creas que voy a parar, tampoco seré más amable porque de esa forma no entiendes. Así q solo tienes dos opciones: te callas o aumentan las nalgadas

-  no! Espere, no quiero esto

+ eso no te pregunte… elige ya ¡
No entendía que sucedía, pero algo hizo que respondiera

- me callo

Y continuo dándome de nalgadas, eran tan fuertes que tenía que apretar la boca para no gritar, apretaba los puños para poder contenerme.  Pensé que había terminado porque paro por un momento y comenzó a acariciarme. Esa parte extrañamente me agarrado, sentir como su mano acariciaba la parte que había castigado, pero era solo una pausa. 

Levanto mi falda…

- No… espere noo!! Que hace?
+ Lo anterior solo fue el inicio, el verdadero castigo viene ahora!
- Pero…. (zaz! Azote )
+Pero que?
-  Nada…

Comenzó a nalguearme, con mi falda arriba. Sentía una vergüenza inmensa, ahora si sentía el castigo real, quizás un castigo que venía buscando desde hace tiempo.

De repente intento bajar mis pantaletas y mis manos en automático intentaron detenerlo, pero un buen manaso en ellas hizo que las quitara. Mi profesor continúo con el castigo, extrañamente tenia sentimientos encontrados: la vergüenza de ser castigada como niña y el gusto por recibir esa clase de castigo.

Por fin termino y de nuevo comenzó a acariciarme, sentía las nalgas ardiendo. Nos pusimos de pie, quise acomodar mi ropa pero él no me dio permiso, en lugar de eso, me llevo a un rincón del salón. Ahí me dejo parada viendo el muro y manos en la  nuca, mi falda estaba atorada de una manera que pudieran quedar expuestas mis nalgas y mi pataleta a la altura de los tobillos

Cuando se retiraba, voltee a verlo, mi mirada preguntaba ¿que sigue ahora?

+ Te quedas ahí, hasta que termine de calificar los exámenes. Pobre de ti si te mueves!


-es enserio?!

+Quieres que te demuestre que hablo enserio?
- no…

Se tardo cerca de 30 min en terminar, cuando por fin lo hizo, se acerco a mí, subió mis pantaletas y acomodo mi falda, bajo mis manos de la nuca y me dio un abrazo

+ Te comportaras mejor?

-si

+ Mejoraras tus notas?

 -si

+ Volverás a hacer trampa

- no

+ que bueno, porque si me entero que vuelves a hacerlo conmigo u otro maestro, te ir a peor. A partir de ahora esta será la forma en que te eduque, a partir de ahora tu serás castigada cada vez que lo necesites, entiendes?

Me limite a mirarlo a los ojos, estaba tan confundida y no sabía que responder. La idea me agradaba, me hacía sentir atracción pero a la vez estaba tan adolorida que no quería volver a experimentarlo.

+ Repito la pregunta?

- … si, quiero… quiero que así me eduque cada vez que lo necesite

+ Así será. Ahora puedes retirarte….. espera

-si?

+ no solo tienes bonitas piernas, también bonitas nalgas. Son aun mas bonitas cuando están del color correcto.


-Rojas?

+ claro !

Y desde aquel día, mi profesor es más que eso, por lo menos una vez a la semana su aula tiene una historia que contar. Yo doy motivos para provocar castigos, mis amigas dicen que el profe tiene algo en contra de mi, yo finjo odiarlo; pero no es así…  tener ese secreto mutuo me encanta.