viernes, 12 de mayo de 2017

Volar sin dejar el piso


Últimamente está de moda el shibari o el uso de las cuerdas, para aprender existen cursos, aquí en la Ciudad de México hay varias personas que los dan,  pero pueden buscarlos en internet gratuitamente o solicitar libros especializados; quizás por ello es que casi todo mundo puede aprender a usarlas y quizás también como suele ser una práctica que luce tan bien en una foto se ha hecho tan popular.  Pero cabe aclarar que una foto realizada para lucir bien nunca capturara la verdadera esencia de este arte.

Recuerdo que cuando me comenzó a llamar la atención la información era escasa y en su mayoría estaba en ingles, me la pasaba leyendo sobre técnicas, formas, materiales, viendo videos y fotografías, etc.

Un día conocí a alguien, ese alguien decía saber un poco de cuerdas,  yo no creí lo que me decía, porque ahora cualquiera puede decir que sabe de geografía, física, astronomía, etc viendo una simple página de internet; pensé que era un tipo cualquiera que se decía saber cosas y a la mera hora no sabría ni atarse los zapatos.

Continuamos platicando varios días, semanas y meses hasta que por fin nos conocimos, exactamente en una plática de nudos; mientras la persona que guiaba el taller decía como hacer un nudo, lo observe para ver si podía hacerlo y fue uno de los pocos que logro realizarlo. Después de eso continuamos platicando hasta; que las cosas se fueron dando, poco a poco descubrí que todo lo que decía saber y hacer era cierto; él ya sabe que no le creía nada en un principio y que hasta dudaba de lo que decía, pero ahora él es todo lo que nunca busque y encontré. Y digo nunca porque jamás en mi vida pensé estar casada con el hombre que me complementa en todos los sentidos.

Regresando al punto, cuando investigaba leí sobre el ropespace, llegue a pensar que eso no era posible, pero puedo decir que estaba equivocada, existe y es algo asombroso que no se puede describir con simples palabras, quien lo haya experimentado seguramente me entenderá.

Les contare de la primera vez que tuve una experiencia de ropespace. Los que nos conocen saben que tenemos muchas cuerdas, de diversos materiales y largos; algunas vienen directamente de otros países incluido Japón y bueno esa experiencia no fue con ninguna cuerda de esas; en ese tiempo, hace ya algunos años, el shibari no estaba de moda y tener cuerdas  de yute o henequén era un privilegio que muy pocos tenían.

Esa experiencia se dio con unas simples cuerdas de algodón azules, que había pintado previamente. Entramos al hotel y colocamos cada quien sus cosas, prendimos la tele y vimos algo … comenzó a acariciarme poco a poco, coloco las cuerdas a la vista, una sonrisa se dibujo en mi rostro y cerré mis ojos; poco a poco me fue desvistiendo y acariciando mi cuerpo; tomo una de las cuerdas y la rozo por mis senos, la sensación del roce de las cuerdas es algo que me agrada y estremece; el olor de ellas también es algo que no puedo dejar de pasar; poco a poco fue atando mis brazos a mi espalda, sin descuidar el contacto físico como caricias, besos, abrazos, palabras y respiración; escuchar su respiración  es algo que me atrapa, ya que es una respiración diferente a cuando realizamos spank, cera,  bondage, pet… es una respiración tan especial que me hace sentir segura, protegida y amada.

Continuo atándome, yo sonreía y mantenía mis ojos cerrados… mientras lo hacía percibí como el ruido de los coches de afuera se fue haciendo cada vez más tenue hasta que desapareció al igual que el sonido de la televisión, no fue rápido fue como si les bajaran el volumen hasta hacerse tan suave que no lograba distinguirlos, ahora solo podía escucharlo a él y el roce de las cuerdas entre ellas;  el tiempo pasaba despacio y calmado, como que todo sucedía en cámara lenta, sentía sus manos acariciarme, sus besos, sus caricias.

El espacio cambio, sabía que estaba sobre la cama de un hotel, pero no lo percibía,  pero eso dejo de tener significado, estaba mi cuerpo presente pero mi mente, corazón y alma estaban con él

Sé que continuo atándome y sesionando por un tiempo pero no recuerdo algo especifico de ello,  ahí fue cuando perdí noción del tiempo y espacio, me perdí… magníficamente había volado sin ser una suspensión. Reaccione  hasta que poco a poco fue quitando las cuerdas, con el mismo amor y cariño que las coloco,  una a una; mientras lo hacía regresaba a la realidad.

El ruido de los coches de afuera, la televisión, podía sentir cada parte de mi cuerpo e ir observando las hermosas marcas que habían dejado las cuerdas de mi piel, termino de quitar la ultima cuerda; las coloco con sumo cuidado en la cama para que no se ensuciaran, nos abrazamos por un largo tiempo.

Puedo decir que es una las sesiones mas especiales y satisfactorias que he tenido dentro de este mundo; puedo decir que el ropespace existe y que yo lo viví de esta forma pero que muchos pueden experimentar otras cosas y también puedo decir que son pocos los privilegiados que logran tener una experiencia así ya que, atar puede hacerlo cualquiera ya que es estético y agradable pero sentir esa relación que se da entre dos personas teniendo como mediador una cuerda, ese mediador hará que entren en una conexión que solo ellos podrán entender y experimentar; pero sin duda el shibari es una relación de amor.  

¿y porque digo que son pocos los atadores y personas atadas que logran sentirlo”, porque no solo yo tuve una experiencia de ropespace… él la tuvo al mismo tiempo…